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miércoles, 16 de noviembre de 2016

Realismo. Actividades


1) Lee estos textos y contesta a las preguntas.
Texto A

Después de recorrer dos lados del corredor principal, penetraron en una especie de túnel en que también había puertas numeradas; subieron como unos seis peldaños, precedidas siempre de la zancuda, y se encontraron en el corredor de otro patio, mucho más feo, sucio y triste que el anterior. Comparado con el segundo, el primero tenía algo de aristocrático y podría pasar por albergue de familias distinguidas. Entre uno y otro patio, que pertenecían a un mismo dueño y por eso estaban unidos, había un escalón social, la distancia entre eso que se llama capas. Las viviendas, en aquella segunda capa, eran más estrechas y miserables que en la primera; el revoco se caía a pedazos, y los rasguños trazados con un clavo en las paredes parecían hechos con más saña, los versos escritos con lápiz en algunas puertas más necios y groseros, las maderas más despintadas y roñosas, el aire más viciado, el vaho que salía por puertas y ventanas más espeso y repugnante. Jacinta, que había visitado algunas casas de corredor, no había visto ninguna tan tétrica y mal oliente. «¿Qué, te asustas, niña bonita? -le dijo Guillermina-. ¿Pues qué te creías tú, que esto era el Teatro Real o la casa de Fernán-Núñez? Ánimo. Para venir aquí se necesitan dos cosas: caridad y estómago».

                                                            Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta

Texto B

Ramonciño Luminoso contaría a la sazón poco más de veintiséis años, pero ya sus bigotes, sus cejas, su cabello y sus facciones todas tenían una gravedad melancólica y dignidad algún tanto burlesca para quien por primera vez lo veía. Su entristecido arqueo de cejas le prestaba vaga semejanza con los retratos de Quevedo; su pescuezo, flaco, pedía a voces la golilla, y en vez de la vara que tenía en la mano, la imaginación le otorgaba una espada de cazoleta. Donde quiera que se encontrase aquel cuerpo larguirucho, aquel gabán raído, aquellos pantalones con rodilleras y tal cual remiendo, no se podía dudar que, con sus pobres trazas, Ramón Luminoso era un verdadero señor desde sus principios -así decían los aldeanos- y no hecho a puñetazos, como otros.

                                                               Emilia Pardo Bazán, Los pazos de Ulloa

a) Ambos textos son descriptivos. ¿Qué describe cada uno de ellos?

b) Subraya los adjetivos del texto A. ¿Qué tienen en común la mayoría? ¿No crees que hay una gradación o intensificación? ¿En qué sentido?

c) ¿Qué te parecen el nombre y apellido del personaje del texto B?

d) ¿Hay un contraste entre la descripción física de Ramonciño y el comentario final del texto?

e) Subraya los elementos que te parezcan burlescos en la descripción de Ramonciño.

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